viernes, 18 de marzo de 2016

ANÁLISIS SALIDA DE CAMPO (IGLESIA 20 DE JULIO)

La experiencia de salir a conocer un ámbito, que sólo se conocía a través de los referentes o experiencias ajenas, es sin duda, una gran oportunidad para desprenderse de lo habitual y lo cotidiano, a nivel personal; pero aún más importante, es poder reconocer cada uno de los aspectos que hacen de la comunidad religiosa del 20 de Julio, una de las más importantes a nivel regional; ya que es una clara muestra de la influencia tan grande que tiene sobre nuestra sociedad, la iglesia católica.

Desde su sitio web, se denota la especificidad de sus objetivos, de orden eclesiástico, además del carácter articulador, que tiene la Iglesia del Divino Niño, de los procesos sociales en ésta zona de Bogotá. Sin embargo, no es posible evidenciar el verdadero significado que esta Institución tiene en dicha comunidad, por medio de esta fuente.

Al momento de llegar a este lugar, se hacen visibles cada una de las manifestaciones cohesionadas por dicha institución; por ejemplo, a nivel económico, podría decirse, que es el motor de esta zona urbana; debido al impresionante mercado de figuras y artefactos religiosos o a los incontables productos que se comercializan a sus alrededores. Las fotografías que se tomaron en la salida de campo, definitivamente, no hacen justicia a la cantidad de personas, que se dedican a ofrecer todo tipo de productos en el sitio, justo antes de llegar a la Iglesia.

Al recorrer las calles que rodean este templo, reconocimos algunas de las rupturas en los discursos modernos, de los que habla Michel Maffesoli en el libro “Elogio de la Razón Sensible”, en la incorporación de dispositivos electrónicos dentro de la iglesia, con el fin de ampliar a otros feligreses, la imagen del cura, oficiando la santa misa. Respecto a la ‘separación entre objetos de culto y aderezos profanos’ (propio de la dicotomía expuesta en los discursos religiosos), encontramos también, una nueva representación de la fe católica, por la presencia de objetos, con acepción ‘esotérica’ y medicamentos alternativos (ligados a las culturas indígenas amerindias, evangelizadas en la época de la colonización española) junto a rosarios e imágenes religiosas, que allí se ofrecían a la venta.

También se hace evidente una ruptura estética del discurso moderno (en el costado derecho, al exterior de la iglesia), en las expresiones artísticas de la institución, al encontrarnos con imágenes de Jesucristo en sus muros, bajo el estilo urbano del graffiti.

Otro aspecto importante, es la forma en la que los feligreses asisten a la ceremonia de la misa. Ya no es obligatorio, ir vestido formalmente, como solía hacerse antes; en esta visita, pudimos ver cómo estos códigos de vestir cambiaron radicalmente; las personas llevaban puestas camisetas de la selección Colombia, tenis, gorras (dentro de la iglesia) e incluso, remeras de “Metallica”.

Luego de ver de cerca el adoctrinamiento religioso latente en esta comunidad, pero también diferenciar los cambios y amoldamientos a los que la institución católica se ha sometido; queda perfectamente ilustrado el concepto de la fractura en los discursos modernos, y cómo es necesaria una razón sensible que según Maffesoli, M. (1997):

“Tome la vida por lo que es… aceptando los mitos con los que se adorna”, para “volver a esa vida vivida o más próxima a esa realidad empírica” que tanto urge en el acercamiento a “la vida social que se apoya en la disimulación…” y asimilar que “nos encontramos ante una especie de ‘Proteo social’ de mil caras… y resulta inútil querer encerrarlo dentro de una definición única”, ya que “el vitalismo brota por todos los poros de la piel social…no puede ser reducido a la unidad de la razón”. p, 65.


REFERENCIAS:


Maffesoli, M. (1997). Elogio de la Razón Sensible. Paidós: España.

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